http://www.makepovertyhistory.org dress me up and let's go to Vegas*
Tuesday, September 27, 2005
Me llevan al paredón tan temido. No entiendo bien de qué se trata, no llego a ver la cara de mi verdugo. No sé gracias a qué me gané este ticket a la agonía… no sé si habrá retorno.

Evidentemente debo ser la única que se porta mal por esta zona. Deben ser kilómetros de muro a un lado y al otro. Todos para mí.

Parezco mucho más chiquita de lo que soy. Mucho más de lo que quiero ser. Mucho más de lo que soporto.

Corren el halo que lo envuelve… lo veo. Al fin puedo verle la cara a la persona que me va a disparar. No me sorprende encontrarte en ese lugar, tan cómodo en tu silla imaginando, mirando todo lo que pasa de éste lado de la situación con los ojos cerrados para que tus imágenes preferidas no pierdan la nitidez que las distingue del resto…

Me ofrecen decir unas palabras. Las últimas. Acepto.

No van a ser para mi familia. No para mis amigos, ni para mis compañeros, ni para los conocidos, ni para los amores pasados, ni para los platónicos, ni para los que no fueron por mí, ni para los que no fueron por ellos, ni para los que, evidentemente, ya no vendrán.

Me saco la bufanda. Me sueno los dedos. Me apoyo muy despacio contra el muro, y te señalo. Perdón si me cuesta arrancar y ves que me quedo mucho tiempo apretándome el labio de abajo… siempre que estás cerca me pasa. Siempre que no puedo apretar el tuyo lo hago…

Me dicen que me apure, que no tienen todo el día y, menos, toda la noche.

Quién sabe… tal vez, si apuro mis palabras la herida duela menos. Miro para abajo y te vuelvo a señalar, esta vez, mucho más segura que antes.

Creo que, definitivamente, ya perdí noción de que sos el que va a matarme.

Sí, sí. Te voy a hablar a vos, y bien directo… Así que te recomiendo que te agarres fuerte de los apoyabrazos de tu silla, o que actives el airbag que, sabemos, tenés escondido en el teclado.
Sí, sí, a vos te hablo, no pongas esa cara, nenito. Sí, entendiste bien, es para vos, y sin vueltas, ni volteretas, ni firuletes lindos hechos con palabras, ni rimas; ni nada que se le parezca.
Necesito que sepas que me tenés contra el paredón, que podés tranquilamente disparar cuando gustes que de este lado, no se opone resistencia alguna.

¿Cuándo fue que me hiciste todo esto? ¿Cuándo dejé de ser la que era para ser la que soy ahora?

… yo había cerrado todo, había bajado la cortina, ¿por dónde pasaste?

Llegó la hora de empezar a decir esas cosas que no sabés ni te imaginás. ¿O qué te pensás? ¿Qué yo no las tengo?

Para empezar, se me hace difícil manejar mi existencia cada vez que empieza la discusión por quién quiere más al otro. “Te quiero” “Yo más” “No, yo más…” Yo te quiero más, y puede ser una cuestión muy discutible, pero jamás cuestionable.

Necesito que sepas que aunque esta situación figure lo contrario, estás en serio peligro. Que no quiero, ni pienso, ni tengo planes de dejar que vuelva a pasar tanto tiempo sin vos. Es hora de que sepas que hay momentos en los que planeo tu más perfecto secuestro… hasta que caigo en cuenta de que no se puede, de que tenés una vida.

Hablando de vida, te lo dije muchas veces pero lo reitero: por vos dejé de lado a mucha gente importante, cercana, ¿y sabés qué? no me importa… me importa que estemos donde estamos, que seamos quienes somos, que estemos como estamos…

Alguien que me mira de cerca mientras apoyo la espalda contra el paredón nuevamente me dice que tenga cuidado. Que “interesante” e “importante” quieren decir exactamente lo mismo pero desde ópticas muy distintas… que la segunda es una bala que sale y muere en la boca de quien la insinúa…

¿Le hago caso?

No… ya sabés que sos interesantemente importante no matter what. ¿Y sabés qué? Cada día te hacés más importante, y cada día te quiero un poco más… demasiado más.

Y me asusta. Me da cosa que esta historia tan de película sea tan perfecta. Tan perfecta que asusta. Tan idílica que hace que muchas veces se me estén por caer de la boca cosas que todavía no tienen que aparecer. Cosas que empiezan a pesarme en los cinco sentidos, pero que tengo que guardar, por lo menos, un rato más.

Sé que es diferente, pero no puedo evitarlo. Acá es cuando me vuelvo completamente sincera y no tengo reparo en confesar que, evidentemente, debo haber quedado demasiado sensible, demasiado marcada. Acá es cuando te hago saber que ya estás primero, y quizás único en la lista de manos que quiero que se ofrezcan cuando me caiga otra vez. Y que, así como una vez te dije que mi miedo era no poder soltarte más, hoy te digo que si el que suelta sos vos, me van a ver llorando peor que antes.

… ya sabés. Cuando sea historia y me quede el cuerpo tirado al pie de esta pared interminable, vení a buscarlo y, aunque muerta, cuidame como siempre.

Hay días que siento que el tiempo se me está escurriendo, que necesito hacer pie de alguna forma, en algún lugar, para dejar de ser la rubiecita teñida de colorada a la que le hacen lo que quieren. ¿No te pasa? A mí me pasaba sentir que sabías tanto, que habías pasado por tanto, que jamás serías capaz de hacerme mal semejante al que ya estaba hecho. Hoy pasaste eso. Hoy te escabullís en cualquier lado. Hoy sos tanto que no me alcanzan las manos para sujetarte.

Miro para donde estás, ya mi espalda está contra la pared desde hace rato, ya mi cintura siente lo áspero de los ladrillos que la envuelven… sé que estás a minutos, tal vez segundos de desarmarme. Los mismos minutos que, conjugados en distancia, me hacen el sur en tu norte y te convierten en el norte de mi sur. Esos mismos minutos que implican distancia y que, realmente, fueron fabricados sólo para que me ría burlándome de ellos.

Te miro. Estás listo. Trato de cerrar los ojos y no puedo. Quiero detener la imagen y me es imposible.

Quiero estar atentamente despierta cuando oses apretar el gatillo.

No, no…

Dame un minuto más. Hay algo que está faltando en toda esta declaración…

A veces freno entre medio de todo lo que pasa alrededor mío para sentarme, prender un cigarrillo y pensar lo lindo que sería que estuvieras acá, para abrazarme y hacerme caer en cuenta de que a pesar de la vorágine de todos los días, sigo siendo extremadamente humana, y, por ende, capaz de sentir...

Y de decir tu nombre, varias veces, repetirlo hasta que quede sonando de fondo, aún, con mi boca completamente cerrada. Como ahora.

Ahora sí. Sé consciente que no hay vida más allá de la muerte. Ni caderas. Ni mordiscos en los labios. Ni abrazos. Ni besos. Ni cinturas. Ni ojos como los míos cuando te miran a vos.

Yo ya pedí mi último deseo, ¿y vos?

Dale.

Dispará.
 
Lala, none other, a las 4:47 PM 21 [They treat horses, don't they?]
Sunday, September 25, 2005
Cuando la noche te lleva de la mano y la fantasía te dice “hola”; empezás a tener problemas.


Pero…


Cuando esa cosquilla contraproducente se apodera de tu espina dorsal y esos instintos no tan bien guardados florecen, estás muerta.
 
Lala, none other, a las 3:31 PM 23 [They treat horses, don't they?]
Wednesday, September 21, 2005
 
Lala, none other, a las 12:25 AM 25 [They treat horses, don't they?]
Sunday, September 18, 2005
Ya te ganaste:

  • Las comisuras de mis labios, junto con ellos en todo su territorio; y cada uno de los surquitos que los van marcando, que aman dejar improntas invisibles por cada rincón que rozan en vos. Esas huellas que no se sienten con el tacto, que no se disfrutan con el gusto, que no se anclan con el pensamiento, que no se dejan ver con la mirada.

  • Mis rulos y mi lacio, dependiendo de la humedad, del sol y su calor, de mi buclera, de mi planchita, de mi ánimo, de mis ganas de verme retorcida o lisa y sin recovecos.

  • Mi pierna derecha, que equilibra tu zurda que, aunque nunca me la pediste, desde el momento que me dejó siempre supe dónde ir a buscarla.

  • Mi espera, por algo que no sabía que era, que después me enseñaste a ver, que después me ayudaste a protegerlo, que más tarde me abrazaste para contemplarlo juntos hasta que, finalmente, me diste la clave para necesitarlo para seguir.

  • Mis noches (esas de sueños, esas de ensueños y también las de vigilia…) y mis días, esos que corren pero no pasan, esos que me dejan archivos que compartimos y, de vez en cuando, repasamos.

  • Mis palabras, o las pocas que me quedan, sobre todo ahora que me hacés sentir y darme cuenta que, quizás, ya dije todo lo que estaba por decir.

  • Mis pausas y mis silencios, y los truncaste de modo que ya no impliquen espacios vacíos.

  • Mis objetos de culto, tales como mi cintura y mi cuello, junto con mi preciada colección de casi 20 bufandas.

  • Mi voz, que sólo vuelve a mí cuando la necesito para cantar.

  • La “A” con la empieza mi principio, y la “J” con la que acaba mi fín.

  • Lo que soy, y me lo trucaste por lo que voy a ser.
 
Lala, none other, a las 10:56 PM 27 [They treat horses, don't they?]
Friday, September 16, 2005
A continuación, niños y niñas, una cálida imagen en un intento por robar post…
Decidí poner una cuota de humor para no empalagarlos con tanto ajetreo y desvaríos de odio/amor – amor/odio… lo que sigue es esta única, inigualable, fascinante, sin igual, maravillosa y rutilante screenshot de una placa de crónica:




Bueno, evidentemente ellos sí saben cómo empalagarse.
(Es el día de hoy que me sigo torturando por no haber guardado registro de aquella placa, incomparable sin dudas, que rezaba: “Accidente en ruta: mueren tres personas y un boliviano.”)

Buen finde.
Salgan.
Pásenla lindo.
Apuesto que el clima va a estar divino.
Apuesto que va a estar para salir…
Apuesto que va a ser un sábado precioso…




Yo me quedo en casa tomando tecito Vick.


...konshalalor... nah, nah, nah... yo te vuá a explica' a vo' cuántos pare' son tre' botas...
 
Lala, none other, a las 8:14 PM 13 [They treat horses, don't they?]
Sunday, September 11, 2005
“Well, I can’t stand it,
it hurts me blind…”

Can’t find my way. Hardline.

“Whatever colors you have in your mind
I show them to you and you see them shine.”

Lay lady lay. Duran Duran.


Me siento a tratar de intentar reflejar cosas que pasan alrededor mío pero por primera vez no sé cómo.
Yo, que siempre pude escribir derechito, fácil, rápido… que tantas y tantas veces recibí el halago de poder plasmar sentimientos y pensamientos de una manera tan clara, tan sutil… hoy tengo la mente en blanco. Hoy soy un libro en blanco. Hoy soy alguien que no tiene la más mínima idea de qué hacer con estos diez dedos enfrente del teclado.
Me miraste y me dijiste que pagabas por saber qué era eso que pensaba, que pagarías por saber qué palabras saldrían de mi cabeza… te contesté que no sabía; y pasa el tiempo, las horas, los minutos, y sigo sin saberlo.
Son tantas las cosas que quisiera escribir en este rincón tan chiquito. Tan mío. Tan de los dos.
Son casi tantas como todas esas que me guardo. Que no comparto. Las mismas que nos unieron, que nos unen, y que al parecer, no tienen miras de dejar de atarnos.
Porque estamos atados, ¿lo sentís?
Ya van 6 párrafos y todavía no dije nada… pareciera que me olvidé de cómo escribir, de qué forma es preciso unir las palabras para que tomen sentido. “Sobran las palabras…” y, una vez más, tenés razón.
Me da la sensación de que sí, de que todo esto viene dando vueltas y más vueltas cerca de mí desde antes de 1984.
No se puede pelear, no se puede tocar, no se puede rayar, no se puede cambiar, no se puede lavar, no se puede erosionar, no se puede medir, no se puede imaginar…
Me levanto del asiento, voy, vengo, me baño, como, duermo, fumo, vuelvo a fumar, canto, salgo, entro… vuelvo al mismo lugar… nada.
Repaso eso que fue como una soga para salir. -No. Yo ya había salido. Repaso cada segundo de eso que, una vez de pie, me enseñó a caminar otra vez. Me hiciste caminar a besos. Me permitiste correr a abrazos…
Sé qué es, sé todo. Pero no puedo plasmarlo, no puedo dibujarlo. No puedo escribirlo. (Se me hace poco, se me hacen palabras que no terminan de convencer a nadie porque apelar a la retórica sería dar un paso en falso, trastabillar y caer de nuevo…)
Cada minuto me convenzo más-
Parece que en esa mesa, además de dejar las colillas que se iban consumiendo, dejé varias cosas más.
 
Lala, none other, a las 9:14 PM 27 [They treat horses, don't they?]
Saturday, September 10, 2005
“Más… cuando se anda tan lejos.
Pidiendo auxilio en el desierto.
Desintegrado en un cráter cayó,
y está aturdido y sin reflejos…
Y… llora cuando recuerda…
ese amor que lo hizo mierda.”
Convalecencia en Valencia. Bersuit Vergarabat.

“Days like these, no one should be alone;
no heart should hide away.”
Vulnerable. Roxette.


Bailando en la lluvia de cenizas que descienden, hoy quiero bailar arriba de la tumba de tus recuerdos para volverte a ver.
Bailando en los restos de tu sepulcro, desparramando el polvo de tus recuerdos olvidados, te veo.
Mi tercer ojo no es el ciego, precisamente. Desearía que vieras lo que logro ver. Desearía que aceptes lo que viene con la misma pasividad con que lo acepto yo. ¿No te parece que dejamos caer la fe de creer en lo principal en último lugar?
Hoy no nos queda más que lluvia que sigue cayendo, aunque nosotros ya nos ahogamos hace mucho. Te fuiste. Ya no estás. Creo que ya no queda nada para diferenciar lágrimas de gotas en toda esta sudestada. Sigo bailando en tus cenizas, justo en el borde de tu lápida, exactamente donde mis días colapsan… precisamente donde tus días son más soleados… justo ahí, donde nuestra historia termina.
¿Y sabés qué?
Ya no duele.
 
Lala, none other, a las 5:09 PM 8 [They treat horses, don't they?]
Monday, September 05, 2005
“Mucho quería, pero más pudo el miedo…”
Agua y Sal. Rosario Flores.

“Te vi iluminando mi tiempo sin luz.”
Luz. Attaque 77.

De chiquita miraba mucha tele. Vivía esperando un gran amor, de esos que se suelen ver en las novelas o en las comedias románticas. Me moría por un galán que me amase de tal forma que no dejara espacio en mis días para nada ni nadie más. Quería cerrar los ojos para que el tiempo pasara más rápido, para poder abrirlos nuevamente en medio de uno de esos besos que cortan el aliento con sólo mirarlos, muy cómodamente, en el living de casa.
A esa edad, era más seguro que todas mis amigas estuvieran las 24 horas en compañía de sus Barbies. Y yo debería haber hecho lo mismo, de hecho, el juego en mis primeros años fue la base de mi todo. Pero algo en mí no era común… ninguna otra chica de mi edad buscaba eso… ninguna. Todas aspiraban a “princesas”, ninguna a “amada”.
Durante años gasté buena parte de mi tiempo de la mano de los mayores, recorriendo, paseando, jugando “en exteriores”… una constante que me daba la oportunidad para ver… para mirar…
Amaba mirar las caras de los extraños. Buscaba entre esas facciones tan ajenas aquellas que me fueran a acompañar por el resto de mis días. Obviamente, el dilema de la edad era algo que también estaba en mis planes.
“Ese nene es muy pecoso”; “Ese otro es un gran caprichoso”; “Ese tiene cara de tarado…” Me acostumbré a mirar los rostros de los nenes de mi edad buscando el “nene” que iban a ser de grandes.

Él podría ser ese rostro tan familiar…
…Podría amarlo.


Hoy, de “grande”, veo que eso es un instinto bastante compartido… el hecho de buscar en todo el mundo si es necesario, dando vuelta cada continente, atravesando cada frontera, vaciando cada país… dando vuelta hasta el mismísimo universo… sólo por reconocer con debida anticipación esa cara que, con sólo verla, me haga saber que existe, que está puesta en este mundo solamente para equilibrar el hecho de que YO existo.
Entonces, se llenaban de vacío esas preguntan tan repetidas… ¿quién será?, ¿dónde estará?, ¿cómo se llamará?, ¿cuántos años tendrá?, ¿cómo sentirá?, ¿cómo pensará?, ¿qué estará haciendo en este mismo momento?...

¿Será tan pero tan pero tan pero TAN IGUAL a mí que me haga saber, al instante de habérmelo cruzado, que es IMPOSIBLE dejarlo ir?

¿Será tan distinto a mí, tan compatible con los otros, que me hará dudar si es él?

¿Y si ES; pero lo dejo pasar?

¿Cómo me entero, quién me dice…? ¿Tendré que esperar hasta que me queden diez segundos de vida, y entonces lo pueda comparar con los demás que hayan pasado por este mismo lugar para rescatar el sentido de pertenencia que lo distinga de todos ellos?

Después de algún tiempo, decidí que no tenía edad suficiente para preocuparme por un tema tan complejo y tan exclusivo de los adultos como el amor. Como esa clase de amor. Dejé que pasara el tiempo, dejé las muñecas, le saqué las rueditas a la bici, me puse un vestido de quince… y aprendí a vivir día por día, sin andar buscando…
Hoy, a los 21 y sin saber por qué… me siento un poquitito chiquita otra vez. Mirando caras por la calle, imaginando diálogos que se materializan de formas similares, pero que, una vez reales, significan mucho, muchísimo más…
Dando gracias por tanto. Dando gracias por todo.
 
Lala, none other, a las 5:01 PM 32 [They treat horses, don't they?]
Friday, September 02, 2005
Yo soy más que conciente de que estoy escribiendo esto muy de noche. Yo soy más que lo que escribo. Yo espero que se den cuenta.
Yo voy y vengo; fluctúo pero nunca termino de irme, así como tampoco nunca termino de quedarme.
Yo no sé lo que quiero; pero lo quiero ya mismo acá conmigo. O mejor dicho, yo quiero una sola cosa que no puedo tener y si bien antes lloré ríos enteros, hoy ya estoy tan acostumbrada a ese vacío que creo que ya me están agarrando ganas de que otra persona lo llene.
Yo soy una chica muy flaquita, algo chiquita; que a veces es madura, a veces disimula para pasarla bien, a veces se queda corta, y a veces le ganan.
Yo nunca acepto que me ganen. Y no hay reparo para eso; y no porque no exista sino porque no quiero tenerlo.
Yo me canso rápido. Me saturo fácil. Yo necesito escribir este tipo de cosas para poner punto final, porque no sólo vos me hacés mal, hay muchas cosas que me hacen mal, sólo que no lo digo, y sigo. Porque yo soy una chica que fluctúa, que parece que se queda y se va, que parece que se va pero se queda.
A mí me encanta que estén ahí y que lean lo que escribo. Aunque suene trivial es la cuota que necesito para llenar mi ego despotricante.
Yo soy una chica que odia levantarse temprano, que llora cuando San Lorenzo sale campeón, que vive prometiendo tattoo y piercing pero que muy adentro sabe que el dolor es lo que más miedo le da, que ama salir de joda aunque muchas veces prefiere quedarse adentro.
Yo soy una chica que a tres meses de que le tengan que decir licenciada, muchas veces tiene ganas de largar todo a la mierda, agarrar la guitarra y salir a cantar por los vagones de los trenes.
Yo soy una chica que piensa como cualquier chica que se parezca a mí; pero siento de otra forma muy poco recomendable.

Yo creo que acabo de darme cuenta que soy un poco sensible…

Ojo conmigo…
Sí, soy sensible…

Pero me gustaría quedarme de esta manera.
 
Lala, none other, a las 1:04 PM 20 [They treat horses, don't they?]
Thursday, September 01, 2005
Volvía de la facu en el 37, hora aproximada, 10:50 p.m. Adelante mío iban dos flacos charlando hasta que le llega un mensaje de texto a uno de ellos. Lo que sigue es el diálogo posterior a ese mensaje:

Chico 1: “Era la gordi.”
Chico 2: “¿Qué, tu novia?”
Ch1: “Sí… yo le digo gordi. ¿Vos cómo le decís a la tuya?”
Ch2: “Heidi”
Ch1: “Es re tímida, re naif, ¿no?”
Ch2: “No.”
Ch1: “¿Entonces por qué Heidi?”
Ch2: “Porque lleva el chivo abajo del brazo.”

Sin palabras. Buen septiembre!!!
 
Lala, none other, a las 12:21 AM 16 [They treat horses, don't they?]