http://www.makepovertyhistory.org dress me up and let's go to Vegas*
Sunday, September 30, 2007
(stand on the edge and don't be afraid to fall; take a breath and tell me what you see
– song of the day, lejos.)


Una vez más, ella dejó su ropa tirada por el pasto. La botella y la sangre, la copa rotosa que había puesto entre sus labios. Otra vez pidió un café y lo volcó sobre el concreto. Dibujar ciudades naïve hechas de café usando las yemas de los dedos es un arte en sí mismo. Es la canción que se agota en sí misma: luego de cada objetivo pautado, siempre el logro nos encuentra en el mismo lugar. Siempre estamos caminando hacia algún otro lugar. La noche ve todo desde los ojos del sol, el panorama siempre es dorado. Por aquellas horas ella atravesó los campos de cemento llevando sus huesos consigo. Las horas más expuestas de la noche nunca se visten de negro, nunca se presentan oscuras. Volvió al pasto y se acostó, se bebió hasta quedarse dormida. Los edificios tenían marquesinas que los vestían de múltiples estilos, la fashionista dormía en la masquerade escuchando el sonido de su dormitar sobre el verde, mientras las horas en el reloj seguían apostándole cosas sin nombre ni valor comercial a las horas desposeídas del amanecer, había algo de sangre sobre los bordes de la copa, aunque dormida asumía que el sol debía estar en algún lugar, bajo tierra, rotando por debajo de ella. Las sombras de los grises jamás se visten de negro, nunca son oscuras, nunca se ven desnudas en los precipicios de la exposición. Las ciudades naïve hechas de café hacían de escenario mientras los que nunca duermen corrían por las calles, todo alrededor, leyendo las luces que flashean cerca, flashean lejos, y nunca se privan de exhibirse diáfanas, esenciales y a la vez condecoradas. Ella dormía en el verde, su ropa desperdiciada por el pasto. La sangre ya impresa en los bordes de la copa, la cornisa de los que caminan sobre el agua, la vana burla al sube y baja imbatible de las emociones. Y los pies que atraviesan el espejo, los brazos que se envuelven entre ellos mismos, las ciudades de café. Las habitaciones oscuras en donde nada se atreve a brillar más de la cuenta, la maravilla de Alicia en el país en el que le tocó nacer. Pero ella despertó, y sólo tuvo ganas de conseguir una almohada y dormir otra vez, la copa se mostraba entre ocre y rojiza. Tomó el resto de su ropa y algunas pastillas que encontró por allí, quedaba algo de noche pero la miró de reojo, gritó un par de cosas de las que sólo ella grita, y la forzó a retirarse de la ciudad… es toda una Supernova cuando estalla.




idas, pero mal que nos pese el lunes ya nos verán regresar a infestarnos otra vez en la city…
*se miran con cara de putaqueloreparió*

 
Lala, none other, a las 2:01 AM 8 [They treat horses, don't they?]
Wednesday, September 26, 2007
(And it’s all good if you would stop the world from making sense; and if I could just realize it doesn’t really matter)

La libertad llega todas las mañanas, con forma de amanecer – la piedra cae al agua, y el agua es tan transparente que la vemos caer y rozar el fondo, y lentamente acomodarse junto con las otras piedras que, previamente, infinitas manos ya habían arrojado a las mismas aguas – así se genera el paisaje, susceptible de modificarse sólo con que alguien respire en él – un jean negro y unas botas – parate, escalá y caete, a repetición ad infinitum – siempre es un camino, un mapa que no se puede leer, siempre estamos caminando, siempre sabemos que alguna vez llegaremos – un vestido gris, un jean negro, viento, botas – cuando llego al final de mi final, en el final del final de mi cuerpo finito.


Cuando todo cuando nada – es obligación decirle al invitado que aunque todo o aunque nada, se lleve el souvenir que más le guste – pararse en el silencio, prender un cigarrillo y respirar – siempre uno va a caer, y otro va a quedarse haciendo equilibrio – siempre uno va a seguir derecho y otro va a doblar – hay noches en que la luna pareciera brillar como el sol – a veces corremos detrás de tantas respuestas inalcanzables – a veces las respuestas corren detrás nuestro porque no quieren ser alcanzadas – las mías, una o dos, al menos – el vestido gris, el anillo rojo, un jean negro y unas botas – de todos modos sigo creyendo – cada día, cada cosa – nos hace quienes somos
un agujero en el cielo, unos rayos, una luz que pasa igual un vestido, un jean negro, unas botas la libertad llega todas las mañanas – más tarde o más temprano, aunque todo aunque nada ya amanecerá.



Tarea para el hogar: conseguir Cling and Clatter de Lifehouse y entenderla. Better saying, y empezar a comprender un sinfín de cosas variadas como caramelos surtidos.

 
Lala, none other, a las 2:11 AM 8 [They treat horses, don't they?]
Friday, September 21, 2007
(De una parte de mí, a la otra. De la clara a la oscura o quizás, viceversa.)

"- Ella está en el horizonte. Me acerco dos pasos, ella se aleja dos pasos.
Camino diez pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. "

(Eduardo Galeano)



Oh, Lala
Si te sentás en plena barricada, cómo podré llegar a ser ese otro lado tuyo? Atada a tus dedos, siempre delimitando el otro lado de tu propia frontera. Por eso subí y escalá - subí y alcanzá al más preci(o)so de tus tiempos.


(cruzas sólo puentes, puentes entre ti)

no preocupes a tu tiempo,
no apures a tu cerebro.

Oh, Lala –
A dónde es que te vas cuando te vas? Qué canciones cantás cuando callás?
A dónde te sentás cuando te escondés? De qué colores es tu ropa cuando no te dejás ver? Si todo lo que puedo hacer es mirar cómo seguís de largo frente al espejo donde duerme tu otra parte, cómo es que podré llegar alguna vez a ser vos?


(cuando corre loca a divertirse, con su boca tocando el suelo)

no soples en el silencio,
no calles en el viento.

Oh, Lala –
Si debo esperar hasta mañana, en el viento o en el sol, me dejarás algún día ser vos? Con tus calles demasiado cansadas para caminarlas otra vez, con el pasaje entre las aguas demasiado estrecho para que lo recorra otra cintura que no sea tan delgada como la tuya, con tu cuerpo y tu nombre por aquella avenida, cómo? si tu sombra lleva tu mismo nombre, talle y estatura, y la pasa mejor que vos.


(las almas repudian todo encierro, las cruces dejaron de llover)

no cierres tu respiración,
no contengas tus ojos.

Oh, Lala –
Subí y escalá tu tiempo precioso mientras te sentás en la barricada y te prendés un cigarrillo, después de tus infinitas promesas de algún día dejar de fumar. Cuando te tirás a dormir en el sillón, atrapada tu piel en tu domingo mejor – podría jurar que cada sábado duermo un poco menos. Cuando Los Angeles amanece en tu cabeza y California toda en tus dedos se prende fuego. Cómo? Si estás bien, en una sola pieza, en silencio, con tu sonrisa, en calma, con ese anillo rojo, con toda tu tranquilidad...


(tu sombra da contra el muro al que quiebras en múltiples ecos)
no preocupes a tu tiempo,

no apures a tu cerebro,
no soples en el silencio,

no calles en el viento,
no cierres tu respiración,

no contengas tus ojos.


Oh, Lala
Si no se te puede conservar en un frasquito de colores, cómo haré para que no se escurra tu esencia y así finalmente, llegar a polarizarme en la otra parte de vos? El viento y el silencio, tus matices encontrados. El viento y el silencio nunca han sido más que aristas de tus propias manos.







[No tiene nada que ver, pero dedicatoria para Eze, por el aguante full time sin domingos ni feriados. Yo digo que soy un caos, él dice que eso me hace más creativa - 'sarabaseando' leru leru. A ver, la nueva agenda laboral me está matando, pero igual no me olvido, te debo una birra.]

 
Lala, none other, a las 8:40 PM 9 [They treat horses, don't they?]
Wednesday, September 19, 2007

Buenos Aires. Km 0. Hoy.
(The proliferation of the spirit, the transition of the body and the dissection of the circumstances.)


1.


(Are you sad? Are you mad? That you gave me everything that you had / Every deed, every seed, every need)

Ni ella sabe cómo es que está, pero sabe que está. Mira las caras de la gente en la calle desde el asiento de atrás del taxi que la lleva: no hay sol, o sea, desde hace días que el sol es una aureola difusa colgada del cielo, desde hace días que el sol no está, o quizás está, pero en otro lado – en otro lado que no es aquí. Y todos en la calle tienen exactamente la misma expresión: todos saben que nadie sabe dónde demonios está el sol, pero todos saben que nadie quiere estar aquí hoy. Suena alguna canción en el reproductor de mp3 – la mina está apurada porque llega tarde en su travesía de la facultad al trabajo en plena hora pico. De repente lo ve, y se da cuenta de que evidentemente ya tiene mucho de fotógrafa y cada día se vuelve un poco más bohemia de lo que venía siendo, ya a años luz de aquel primer esbozo de bohemia con el que nació. Le pide al que maneja que pare, el tipo la mira como si la flaca estuviera desvariando. La mina manotea la cámara de la mochila, se hace veinte metros casi corriendo entre el viento que no para, la gente con cara de culo y los autos que van derecho al semáforo. Apunta y shotea. La gente no tendrá sol, ella no tendrá un estado. Buenos Aires no tendrá sol, la gente no tendrá otra cosa más que viento y apuros. Pero ella se quedó con la imagen del día –

será la luz.
esta es la proliferación del espíritu.


2.


(Like some black twist of fate / Was I good? Was I bad?)

Vuelve al auto sin dar explicaciones. Mira la hora en el celular y se da cuenta de que Francisco seguramente la va a cagar a pedos por llegar a las 17:00:10, porque el capitalismo es así, entrás a las 17, no a las 17 con 10 segundos porque esos 10 segundos implican un desastre económico world wide por cada boludo que se retrasa 10 segundos, o sea, world wide, and thanks for calling, and shove it up you ass cos if several boludos are late for work, then it’s an economic disaster, agent Lala. Pero a la mina no le importa, ella tiene la imagen del día, man. Y todos tienen días condicionados por el clima. Ella sólo tiene viento, y así como ella va hacia el viento, el viento le dice que en verdad es él quien se le aproxima a ella. Y eso denota y connota en el viento y en ella. Ante la duda o la incorrecta interpretación: eso quiere decir que no se va a quedar estática sin posibilidad de reacción esperando al viento. Eso quiere decir que no va a salir corriendo para que no la alcance el viento. Eso quiere decir que ella tiene la imagen del día, y que no importa si el viento llega primero o si lo hace ella, no es una batalla, no es una prueba de resistencia –

serán las venas.
esta es la transición del cuerpo.


3.


(All I've said, all I've seen, all I've been / Been looking out for a savior, been around the world but – )

Acaba de comenzar el tiempo que conjuga a los tiempos, el viento que engloba a los otros vientos, el significado que no significa nada salvo con su respectivo significante. Acaba de comenzar el silencio que define a los otros silencios que, aunque callados, comunican igual. La imagen del día es la primavera que quedó entre las hojas de algún libro y la lapicera que tiene en el fondo del bolso es roja. Y le queda poca tinta. Pero escribe igual. Hay ropa por todos lados, un bolso marrón para un ensayo – deberá ser llenado. Pero antes, obviamente, deberá ser encontrado. Eso es lo que han visto sus ojos. Es la respuesta más ambigua en la historia de las letras, pero también es un silencio. También es un sabor. También es el vacío, el único, el que se resuelve menester. Es la misma mariposa sobre el mismo cóxis que se queda dormida porque sabe que alguna vez se va a volver a despertar. Esto es estar en el viento, cerrar los ojos, saberse viento y saber que también va a llegar la calma, algún día, señales amarillas, rastros de algún sol –

será la paz.
esta es la disección de las circunstancias.

 
Lala, none other, a las 12:56 AM 6 [They treat horses, don't they?]
Sunday, September 16, 2007
(enough to see the bits around you, but it's never very bright)


Es algo tan de nuestros días. De estos días. Son ventanas enmarcadas una dentro de la otra; encastradas. Con persianas idénticas marcadas en tonalidades que varían apenas entre sí, apenas perceptible la diferencia de una a la otra en la escala cromática. Concéntricas en sus formas rectangulares. Este presente se respira en los Buenos Aires que ya no están tan puros, los pulmones ya son hotel para todo ese humo, toda esa contaminación que emana de todos lados. Los dedos, impregnados. El cuerpo, tornasol. La chica, tan Lala, tan Junio; tan poco Julieta.

Es algo tan de nuestros días. De estos días. Yo voy al viento y a pesar de ir, es el viento en verdad quien viene a mí.

Puedo volar el cráneo en mil pedazos con un solo pestañeo o puedo izarme y volverme bandera de guerra para batallas que buscan la paz, y quizás haya actos de arrojo, o quizás sea el aburrimiento de seguir hasta llegar, de seguir para llegar, de llegar y probar, de probar y quedar, de quedar para hacer, y finalmente de hacer para ser, por todo y por nada, porque sí y porque no.
Brindo por el silencio de la pausa más crucial y el silbato en los oídos de lo incierto que abrazó la luz en un solo soplido que pudo ser viento, o tal vez cansancio, pero que llenó los ojos de lágrimas. Brindo por la libertad de los que acumulan estigmas y se los regalan a quien quiera recibirlos convertidos en chocolates. Brindo por los brazos que contienen huecos de luz y verdad, testimonios de que existo, pedacitos de mí.
Y me paseo por lo conocido y por los extremos de la misma línea que aún restan por conocer. Por todo y por nada, porque sí y porque no.

Verde. Pasto como paño. La gama de los marfiles y los marrones, tierra de quién sabe dónde. Veo todos los colores, veo. Los colores, como sabores, como la memoria del paladar encastrada en lo profundo de los ojos. Como siempre los colores, los sabores, las ventanas. Como siempre son buenos esos reflejos pasando las persianas que se nos acercan y se nos alejan haciendo una noche, un reencuentro, una confusión y de nuevo, la mañana. Son tan de nuestros días. Son tan de estos días. Las alas que crecerán en nuestras espaldas y ellos, los espectros entre ocres, azules y rosados.

Es algo tan de nuestros días. De estos días. Yo voy al viento y a pesar de ir, es el viento en verdad quien viene a mí.


Simon: “Juliette, I…”
Juliette: “Don’t. It was stupid, ok? Remember the song; it’s all in the mind.”
Simon: “Yeah...”
Juliette: “We just got carried away. It didn’t and it doesn’t mean a thing.”
Simon: “It didn’t? It doesn’t?”
(There’s only silence between them)
Juliette: “Of course it did. And of course it does.”

(They look at each other, then look out)

The main character has the same name as me. But she’s not me.


Es algo tan de nuestros días. De estos días. Yo voy al viento y a pesar de ir, es el viento en verdad quien viene a mí.

 
Lala, none other, a las 2:57 PM 7 [They treat horses, don't they?]
Wednesday, September 12, 2007
(But my view from the Hollywood Roosevelt makes me feel like I can fly.)


I

Mientras ellos duermen, el perro llora. Se ve que tiene pesadillas. Ellos también. La fiesta terminó y siguen sin poder discernir sueño de realidad. Ellos viven en el sueño. Ellos van muy sigilosos detrás de cada certeza y la transforman en su opuesto. La orgía que nunca parece terminar le cedió algunas horas a ese momento que se conoce como noche. Una noción muy simple para un ser humano. Una trampa demodé para dos que están atrapados en cuerpos de seres humanos. Ellos son el sueño. Ellos modelan al sueño. Ellos sueñan dentro del sueño. Hasta que entra viento por la ventana, y él siente frío. Abre los ojos, se levanta y cierra las persianas. Hace ruido. Al salir de la cama la destapó. Incluso podría haberle roto el sueño. Pareció no notarlo. Regresó a las sábanas y antes de darse tiempo para verla, volvió a quedarse dormido.


II

Mientras ellos duermen, el perro llora. Se ve que tiene pesadillas. De fondo, muy bajo, casi subliminal, la canción dice: she said ‘you don’t know me, and you don’t even care… you don’t know me, and you don’t wear my chains.’ Le soplan infinidad a sus mundos, quizás. Como tener la sensación de que ese sentimiento que acarrean nunca va a terminar, aunque mengüe. Aunque a veces lo olviden, o no lo demuestren, o no quieran expresarlo, o pretendan hacer creer lo contrario, o aún le tengan demasiado respeto, o se crean poco, o lo tapen, o lo eclipsen, o lo empeñen al mejor postor. Como ser la frazada que los cubre del mundo exterior, tal vez. Esa, la que ni bien te tapa te hace sentir bien entregándote todo su calor pero después, a mitad de la noche, a mitad de los sueños, ni te enterás que sigue cubriéndote. Como acostumbrarse a eso. Hasta que alguien te la corre de encima y sentís eso que sabías, con aquella frazada nunca ibas a sentir: frío. Entonces te tapás de nuevo.


III

Los frágiles lloran mientras duermen. Ella se da vuelta y de repente siente la humedad de una lágrima escurriéndose cerca de su pómulo. Pero no es una lágrima suya. Es de él. Abre sus ojos: otra vez hay que enfrentar la insoportable y asquerosa tristeza de verlo llorar. Dolorosamente. Usualmente. Se acomoda, él se mueve como un nene. Se pone cómodo, sigue sin despertar. Ella desearía hacerle un mano a mano al espectro negro que lo hace mierda cada dos por tres. Se da cuenta de que eso es imposible. Ella también tiene uno, y nada de lo que hizo hasta ahora sirvió. Seguramente tampoco nada lo hará. Lo abraza, en silencio. Lo mira como queriendo sacar la última foto de la noche obturando con sus propios ojos, imprimiéndola en el camino que va desde su retina hasta su memoria. Su memoria selectiva. Aquel santuario privado de imágenes que ha ido recolectando para sólo documentarlas dentro de sí. Para no compartirlas jamás con nadie. Para nunca perderlas. Para nunca olvidarlas. Levanta los ojos: ve cómo se mueve la cortina con el viento. No hizo falta que se levantara: él ya había cerrado la ventana. Se inclinó, quiso besarlo. Prefirió hacer otra cosa. Y se llevó a la lágrima con ella.


IV

Los vecinos no lloran mientras duermen, ni tampoco tienen perro. El respaldo de la cama les da justo contra la habitación de ellos, los que lloran mientras duermen. Sin embargo los vecinos no duermen, porque los escuchan llorar.

“Oh, George, ve a decirles que ya no lo hagan.”
“Mary Prudence…”

“Mary Prudence, tú nunca me dejarás caer, no es así, querida? Y el día que así lo hagas, será para dejarme caer en tus brazos, oh, Mary.”
“George…”

“Oh, Mary Prudence, ve y diles que ya no lo hagan.”
“George…”

“Georgie, si alguna vez comenzara a resbalar, tú me sostendrías con el escenario de tus manos, oh, George.”
“Mary Prudence…”

Y los dos, piensan - Maybe someday I can learn to trust you, and just stop thinking with my head... Mary Prudence agarra el tejido y se hace la boluda. George el Olé que hacía de soporte para la pata chueca de la mesa de luz. Resulta que ese diario es de hace 3 semanas. Pero lo lee igual. Y de a ratos se sonríen en la cama. Y se agarran de las manos - sólo para volverlas a soltar. Es evidente que la mesa de luz ya no está derecha. La luz amarillenta del velador forma ángulos extraños en los vértices de la habitación. Ninguno de los dos parece notarlo. Siguen con ganas de pedirles que ya no lo hagan.


V

Los otros no son ni ella ni él, pero tampoco son los vecinos. Los otros, los de emocionalidad standard, estabilidad permanente a toda costa o armonía en pleno balance no lloran mientras duermen. Sus perros tampoco. Bueno; sus perros sí, pero a escondidas de sus dueños. Los otros, los de emocionalidad standard sólo duermen. Pero no sueñan. No saben qué soñar. No saben cómo hacerlo. Ellos sólo sonríen con desánimo y hasta lástima ante las lágrimas de los frágiles que lloran (en) sus sueños. Ellos son los que les acarician la cabeza y les dicen que ya va a pasar. Pero ellos no estuvieron ahí, en los pasos recorridos. Ellos no se vieron desnudos hasta que se supieron desvestidos, despojados de toda atadura que los retuviera entre sus cuatro paredes. A ellos nadie los tomó de la mano, nadie los llevó a perderse en la tierra y en el pasto vírgenes donde las ideas preestablecidas desaparecen con sólo respirar. Ellos nunca soplaron infinidad en ningún mundo. Ni jamás han pensado que ese sentimiento que acarrean no va a terminar nunca aunque mengüe. Aunque a veces lo olviden, o no lo demuestren, o no quieran expresarlo, o pretendan hacer creer lo contrario, o aún le tengan demasiado respeto, o se crean poco, o lo tapen, o lo eclipsen, o lo empeñen al mejor postor. Ellos jamás lograron emular ser la frazada que los cubra del mundo exterior.


VI

Mientras ellos duermen, el perro llora. Se ve que tiene pesadillas. Ellos también. O quizás sueñan también, siendo la frazada que los cubre del mundo exterior. Aunque no. Aunque sí. Soplan infinidad en sus mundos.




(Otra vez, Julieta.
Over and over again.
Loop, nena.

Es preciso, tenés que recordar, buscar adentro tuyo, rescatar; es decir, tenés que recuperar – qué es eso que hay en vos, que nadie más tiene. Qué es eso que das, que nadie más puede dar. Qué es eso que tenés, que en nadie más se puede encontrar…
)

 
Lala, none other, a las 8:27 AM 14 [They treat horses, don't they?]
Tuesday, September 11, 2007
Anoche alguien me dijo:
“Es preciso, tenés que recordar, buscar adentro tuyo, rescatar; es decir, tenés que recuperar – qué es eso que hay en vos, que nadie más tiene. Qué es eso que das, que nadie más puede dar. Qué es eso que tenés, que en nadie más se puede encontrar…”

Esta edad tiene sus trampas. 23, ya no son 2 más 3 – son 16 más 7. Hoy cuando iba a tomar el colectivo enganché la salida del secundario. La parada se llenó de chicas de 15, 16 años. Esas, las que se empeñan en demostrarle al mundo que son ‘raras’ o ‘diferentes’ como renegando de lo ‘normal’ – como si ser una chica común fuera demodé – esas, las que todavía no se dieron cuenta de que si todas son ‘raras’ entonces ser ‘rara’ es ser ‘normal’ o si se quiere, si todas son ‘diferentes’ entonces ser ‘diferente’ es ser ‘igual’. Las escuchaba, creyéndose interesantes, vanagloriando músicas sin pensar en todos los temas que todavía les falta escuchar, falsamente adultas, falsamente maduras, falsamente decididas, falsamente ambiciosas, artistas, vanguardistas, protagonistas, buscando un apodo que las distinga, que les de algo de personalidad. En el fondo me dio pánico reconocer que yo también alguna vez tuve 16, quizás el paraíso de la podredumbre neuronal femenina disfrazada de alumbramiento, tal vez el reino de la prefiguración donde escribimos o leemos a los grandes pero a la media hora cerramos el libro o guardamos el cuaderno y visitamos el foro de Para Teens o nos reímos de las cosas que hicimos en clase.

23, 16 más 7. Estas edades tienen sus trampas, sus betas de laberinto, sus espejos de agua. De los 19-20 hasta los 25-26 nos damos cuenta de que ese mundo de fiestas de 15 y viajes de egresados ya representan más simbologías nostálgicas que recuerdos vigorosos. Esto debe ser sentir el crecer, no crecer y ya. Esto debe ser poder reírse de quien fuimos a los 16, cuando veíamos el mundo creyendo en todo, cuando la emancipación y el desarraigo tenían forma de unas vacaciones con amigas, cuando no sabíamos que trabajar no es llenar horas en un lugar, cobrar un sueldo y nada más, cuando sabíamos qué era la burocracia pero jamás la habíamos sentido en carne propia, cuando llorábamos por pibes que ni se iban a comparar con los grandes amores que seguirían después, cuando todavía no sabíamos nada de nada, pero aparentábamos lo contrario. Cuando esgrimíamos betas de maduración precoz, hablábamos de sexo como expertas, como quien ya sabe lo suficiente, y siempre nos podía el boliche, la charla en el recreo, el decirle 'te amo' a nuestras amigas y tantas cosas más.

Esta edad tiene sus trampas. Esto es, definitivamente, hacer propio al pensamiento. Perderle el respeto al sentimiento. Perderse en uno mismo, encontrarse y darse cuenta de que si nos encontramos, es para volvernos a perder.

Por eso, Julieta, la cercana que se hace lejana. La incalcanzable que se alcanza. La inconstante.
Es preciso, tenés que recordar, buscar adentro tuyo, rescatar; es decir, tenés que recuperar – qué es eso que hay en vos, que nadie más tiene. Qué es eso que das, que nadie más puede dar. Qué es eso que tenés, que en nadie más se puede encontrar…

Será la mirada, el abrazo, la risa. Los colores del tono de voz, los pasos. Será el cuerpo, la piel, las maneras. O será algo que jamás podrá ponerse en palabras.

Por eso, Julieta,
es preciso que a pesar de que tengas un nombre bastante común, seas vos,
Julieta.

Qué es eso que hay en vos, que nadie más tiene. Qué es eso que das, que nadie más puede dar. Qué es eso que tenés, que en nadie más se puede encontrar…

Serán las manos, la palabra, los gestos. La calma, los sentimientos, la tranquilidad. Serán los dedos, la simpleza, la sonrisa, tus silencios. Será la luz, el refugio en la tormenta, el alivio. O será algo que jamás podrá ponerse en palabras…

 
Lala, none other, a las 3:36 PM 19 [They treat horses, don't they?]
Saturday, September 08, 2007
And now it's cloudy. And rainy. And windy. But somehow, still warm.


I

No se puede dormir bajo este cielo. No se puede morir bajo este sol. Las ciudades se extienden más allá de sus edificios, son nociones adquiridas. No. Son realidades saboreadas de noche, en los espacios de la mente que no solemos frecuentar de tarde. Como decir, no voltear, no chocarse con el pasado – no por ser pro, no por mirar siempre hace adelante. Es decir, para no ver aquello que, sabemos, posiblemente vayamos a encontrar. La ropa se pega al cuerpo. Quizás sea que esta noche no hay lugar para nada más en la cama. El camino y el ópalo. Los volados en el vestido. La puntilla, blanca.


For me, I have seen all those faces.
Have suffered all their pains.
In the pursuit of freedom, I’ve become my very own slave.
For me I have lived a thousand lives without the real and true need to die- yet.

The Opaline embraces you. Is you. Goes through you. Surrounds you.
Damn it - it's just a rootless song.


II

No se puede morir bajo este sol. No se puede dormir bajo este cielo. Es el flash de una cámara que en ese instante no tomó ninguna foto y se activó igual. Es un mecanismo para el que no existe ningún manual. Se llama, se rompe, se expande, decrece y resucita. Quizás no sea el clima. Quizás no sea el tiempo. Hoy el espejo tiene mis facciones, los sabores, las ciudades naïve hechas de café, los dibujos en el suelo. Mi árbol, mi raíz. Y ellos siguen, siempre hacia aquí, con aquellas mismas armas. En aquellas mismas manos. En esta misma cama, huesos. Piel. Todo el cielo será color coral. La línea del ópalo. Blanca, como el vestido, los volados, la puntilla. En esta elipsis todo es blanco... 'no ves que blanca soy, no ves'


For me, I have seen all those faces.
Have all their visions swimming in my head.
For me these scorched eyes mean way much more than a simple physical state.
Chances are- you’d never turn away until it’s time.
Time keeps on vanishing this little universe and corrupting the atmosphere-
For me, the one built by the thoughts – confussing.
The lady - amusing.

 
Lala, none other, a las 5:43 AM 10 [They treat horses, don't they?]
Tuesday, September 04, 2007
Winter’s spring: Partly cloudy, chance of rain. Do you have this view?

Variaciones de perfumes de naranja y posibles lluvias destilándose al sol. Es toda una Supernova cuando estalla. Es un rock y es un roll, es la tierra debajo de los pies descalzos. Y también es una tormenta y una tarde soleada allí donde se seca en la soga aquel mejor vestido de domingo mientras nos maquillamos de martes. El rayo precipita, la curvatura se agrieta, y la onda sonora sigue su viaje- su vuelo. En el horizonte, donde ya no existe un tiempo ni un espacio, el rayo es fuego y la curvatura pluma; hasta que la luz disipa las sombras del dolor –

yet everything we see is the Orion. The Orion in the sky.

Ella volcó el café sobre el concreto y se dedicó a dibujar ciudades naïve con la infusión en las yemas de sus dedos. Ese es mi naranjo, mi raíz y mi fruto. Pero wait, dear- a white horse is walking down my street here, las palabras se me tatúan en los tobillos, el sol se pondrá sus mejores gafas y me hará desaparecer entre los cementos delineados de la ciudad. Y mirá, vienen hacia aquí con armas en sus manos, y aunque sus palabras no tengan coherencia ya saben que van a ganar- no podemos morir aquí, bajo este sol.

Ella firmó su obra de ciudades naïve hechas de café. Cerró los ojos, abrió sus pulmones al perfume de las flores blancas del naranjo convertidas en el fruto de las estaciones del año. Bailó y refractó aquellos centímetros de piel que todavía no habían gastado todas sus palabras, ni leído todos sus textos, ni cantado todas sus canciones- all the stars and boulevards, so please won't you just sing my life away?

Era toda una gran Supernova al estallar. Sonrió: todo lo que podía ver era el Orión en el cielo.

 
Lala, none other, a las 8:32 PM 10 [They treat horses, don't they?]
Sunday, September 02, 2007

(You know I can’t be like everybody - cos I can’t tell you what you want to hear)


Desgracia bendita, sobre un papel de emociones destiladas especialmente para armar cigarrillos- caminando sobre la superficie erosionada de un presentismo ambivalente que cotiza en los poros y va atrofiando y liberando los sentidos, nublando y limpiando la visión, destrozando y amalgamando los vestigios de un eco que se ahoga en una sinfonía de sonidos entre tranquilamente alterados y silenciosamente ruidosos.

Would I fight with an angel?

No cuando el suelo está poblado de estrellas y sin embargo todo se ve borroso – tal vez ésta sea la danza que más nos gusta danzar. Esencial y a la vez aplicada, llevando cada uno de esos pensamientos a través del verde que se brinda, a los pies.

Cuando existe el rótulo “frágil” sinceramente nada me importa más en el mundo que la noción de mi nombre, dicho en otras voces, recordado –

and some have greatness thrust upon them.

 
Lala, none other, a las 7:12 AM 4 [They treat horses, don't they?]
Saturday, September 01, 2007


Es entre llamativa y extraña,
o tal vez
entre irreverente y mágica
o quizás, por qué no,
entre irónica y pacífica
la forma en que nuestros días coinciden con el tinte de las estaciones que guarda cada día del calendario...


 
Lala, none other, a las 1:16 AM 2 [They treat horses, don't they?]