Crush. Nene, nene, al preguntar por esto no te puedo responder aquello. Hubo una época, tho, en la que sabía englobar todas las respuestas posteriores en la primera pero ya no. Se juntan siluetas en la memoria, como formas que van rompiendo las formas y las envolturas y se mueren al dejar de ser recuerdos vírgenes. Crush. Así que nene, nene, bañado en estilos, no te mueras cuando dejes de ser virgen en mi cabeza porque nene, nene, yo siento un mundo entero por vos. Crush. Y nene, nene, tengo las botas puestas y la cámara en la mano y un solo lugar, más o menos cuatro paredes, cuatro putos córners y como cien ángulos de toma. Crush. Nene, nene, ya vi como se amotinan tus ojos con pegamento a mis hombros, y sigo siendo virgen de destreza para nadar las aguas que me tiran para abajo. Saco fotos que me hacen escribir, lo sabés. Y nene, nene, dejame taparme con vos a la noche que se hace de noche cuando llega la noche después de que pasa la noche. Crush. Porque nene, nene, el mejor señuelo es encontrar la pose que te hace parte del arte y subir los peldaños de los finales del tiempo. Crush.
Antenna – Shout Through The Green / Las Tomas Obsoletas – Lala Mártin Photography.
Siguen hasta el piso, se frenan cuando ya no les queda más abajo por bajar.
Oh star, fall down on me.
Oh star, fall down on me.
Oh star, fall down on me.
Oh star, fall down on me.
As If – Lala Mártin Photography
Vino como un mensaje subliminal, como la libertad en primavera. Se leyó como una lluvia que trae calma después de un día largo, tal como la libertad en primavera. Un libro con secretos de alquimia en el escritorio, los papeles de los caramelos que alguna vez comió y no quiso tirar y que siguen haciéndose notar – tal como cuando llega la libertad. Siempre en primavera. Estos papeles son como un hombre viejo que muere sus últimos soles; que conoce vivencia por vivencia y que camina por delante de todos ellos, los que callaron y cayeron. Cuando en las pupilas se halaga al porvenir y se ahogan los atajos, es la mariposa que un día se levanta dispuesta a estirarse más allá del quebranto de su condición efímera, como la libertad que ella misma enarbola en primavera. Estos son los colores que se escapan de las acuarelas, y las sombras que no dejan ver algunas texturas, las notas que callás armoniosamente cada vez que tus cuerdas vocales evocan los pianos que tocaste, los estimulantes que no necesitás, el alcohol que no Tomás, la calma que vas dejando en la serenidad de lo que ya era tranquilo. Estos son los recortes del diario robado de algún verano que quiso empezar antes de los tiempos preparados para la arena y que no contempla aquellos posibles abriles. Los marzos de marfil en los templos de la inocencia que te espera durmiendo en tu cama cuando llegás del agotamiento al que te exponés todos los días, como la libertad en primavera. Vino como un misterio urbano de calles empedradas y monumentos que hablan entre sí entrada la noche. Vino con una taza para preparar infusiones a veces frías y a veces humeantes y una máquina para fabricar recuerdos en tiempo presente, souvenires de mañana, como cuando llegue la libertad en la próxima primavera. Como los huesos que te ayudan a mantenerte de pie, y los sueños que te hacen dormir; aquellos otros que te zamarrean hasta que te despertás y aquellas baldosas de cristal en los relojes de tu acierto, en los ojos de tu gracia, como tu voz; o la libertad que marzo perfumó a primavera, o la contradicción con algo de azúcar de la boca que no sólo besa sino que también te obliga a respirar, o las fotos que llevás en cada camino entre color y sepia que Tomás. Vino como la libertad en primavera.