de lo que toda esta ciudad necesita,
y sin embargo
en sus gemidos se abrirán de piernas
y se dejarán.
desde el pasado al presente
que el futuro deparará esto o aquello,
y que los cuerpos son materia,
y que las almas no existen
y todo eso que dicen
cuando prefieren callar
lo que les duele decir por no entender
aquello que necesitan
y que jamás han conseguido
por no dejarse
librados
a su propia suerte.
de dos bocas que quedaron esgrimiendo escarlatas
¿qué iremos a decir?
¿qué será necesario decir?
ante el gesto que va en contramano
con aquello que se va diciendo
y aquello que se dice
desde el que calla
y aquello que guarda
el que expone y habla.
de las necesidades compartidas.
De las bocas en escarlata.
De los cuerpos juntos, ventilándose sobre el colchón.
Sabemos también del tiempo y del espacio.
De la libertad y del amor.
Sabemos, en definitiva,
que así como nunca está todo debidamente callado,
tampoco nunca está todo debidamente dicho.
es un cuerpo enajenado.
Quizás diremos que sí.
(¿alguna vez escucharás mi “sí”?)
(sabés que “sí”)
pero a la vez callaremos
porque sabemos mucho más
de aquello que damos
por entendido.
Bocas y cuerpos
en sutilezas escarlatas
sobre un colchón de silencios
que dicen lo que no dicen
todas éstas, esas, aquellas
y también todas las demás
palabras.
indecisa, la niña genio dice y desdice, escribe y borra, da y quita, quita y pone, juega al sube y baja y todo lo demás con sus palabras.
besos