(Un post flashero para Buenos Aires en Agosto. De noche.)
Y podríamos lograr hablar de esta ciudad como se habla de un campo, de un terreno que ya no es virgen, como se habla de un territorio cósmico; de la forma en que se describe un estado, se la podría narrar como se narra una lucha permanente contra la soledad…
(Junio va descalza sobre colillas de cigarrillo tratando de poner recipientes en las zonas del techo que tienen goteras: Buenos Aires, no la ahogues; que después de tanto tiempo Junio volvió a estar sobre el nivel del mar y no sabe nadar como para volver a descender a aquellas profundidades tan oscuras.)
Y podríamos dormir en algún árbol hoy. Y podríamos armar una agenda que sólo planifique los fines de semana. Y podríamos ponernos a fumar en alguna plaza desierta, de esas que una vez que cae el sol ya quedan carentes de infancias.
(Junio sabe. Mucho. Tal vez demasiado.)
Y podríamos perdernos entre toda esa masa amorfa que sólo sabe seguir una moda y pone en boga palabras tales como “tendencia”. Y podríamos sentarnos a ver el río hasta que salga el sol.
(Junio, Junio… Una Junio sin frío.)
Y podríamos dejar las ventanas abiertas para que septiembre se nos adelante y forme el aura. Y podríamos cenar en el piso de la habitación, al lado de la cama. Y podríamos poner un sahumerio en el borde de la bañera. Y podríamos salir a la puerta cuando ya todos duerman y tomar mate sentados en el porch y reírnos, y hablar y callar.
(Junio: la parte de mí que es un tercio trola, un tercio bohemia y un tercio vehemente. Un tercio Nirvana, un tercio Beatle y un tercio Bosanova.)
Y podríamos hacerlo en el baño… reíte, pero nunca lo hice ahí. Y podríamos jugar a las cartas en la mesita de luz o al ajedrez en la cama. Y podríamos tomar té de manzana o frutilla tirados en el piso con la luz apagada. Y podríamos hablar, y podría pintarme las uñas de los meñiques de negro mientras elegís algo de música. Y podríamos sostener discusiones y llegar a conclusiones para enmarcar hasta la próxima. Y podríamos mirar alguna película. Y podríamos sacarnos fotos. Y podríamos batir café.
(Junio es rara. Tiene costumbres raras.)
Podríamos hacer algo para que todo el mundo se quede sumido en un sueño muy profundo en esta noche de agosto en Buenos Aires y lograr que la ciudad se vuelva tierra de nadie. Podríamos hacer lo que sea; despertarlos al otro día o ya nunca más.
O ya nunca más…
Podríamos.
Flashero.
Podrìamos inventar que estamos en otra patria, algo menos silenciosa e imaginar el caos completo, o inventar una Venecia con gondoleros que nos canten un rock'n roll en silencio.
Yo querrìa que hoy me regalen un espacio, donde solo entre lo que no tengo ganas de llevar.
Se podrà?
Un besazo, Juli