“This hurricane, I'm not afraid
Come on, come on
No one can see me try…
No one can see me cry…”
Imitation of Life. R.E.M.
Luna, no sé si seguirás teniendo el mismo cometido ahora que estoy en el suelo que siempre fue mío.
Busqué respuestas pero sólo me dieron silencio, y aunque dicen que el que calla otorga, últimamente reinventaría esa frase y quedaría algo así como que el que calla, hiere.
Sabés que nunca fui de pedir deseos ni imposibles; sabés que más allá de esta imitación de la realidad que estoy viviendo siempre fui muy amiga de la verdad aunque fuera hermosa, o aunque quemara.
Luna… no veo el futuro.
No veo el futuro pero ni siquiera veo un futuro negro, ni siquiera gris, ni siquiera opaco, mediocre o común. Sencillamente no lo veo.
Veo un mundo que sigue, pero no me veo ahí.
No me veo de grande. Siempre me costó llegar a esa imagen pero hoy por hoy esa idea me parece irreal; insisto en lo que te digo, luna: no veo el futuro.
Luna, por primera vez en estos 22 años, si me dijeran que a partir de mañana ya no me despierto, con una mano en el corazón, juro que no me importaría. Con la otra mano en el corazón, juro que no soy la única a la que no le importaría.
Luna… también sabés que no soy de jurar.
Luna, tengo un vacío inmenso, está el cuerpo y falta el alma, soy puras cenizas, nada de espíritu, nada de esencia. Tengo los huesos pero no las vértebras, no las costillas, no la columna.
Mis altibajos son más bajos que altos últimamente, creo que hasta ya olvidé cuándo fue la última vez que me posé sobre alguna meseta; ya nada es liso, ya nada es llano…
Luna, no veo el futuro.
Luna, tengo dudas, y sabés muy bien que siempre fui la dueña de las mayores certezas.
No dudo de mí, no dudo de vos, en verdad creo que es más cansancio que dudas, más ganas de comunicar un estado que cuestionamientos, más ganas de decir “Así conmigo no, te equivocás” que de alzar la voz. Hoy desconfío de la suerte, Luna. Desconfío de eso que va a ser. Desconfío de que alguna vez sea.
Luna, tengo algo de rencor. Luna, no sé hasta qué punto no tengo ganas de morder la mano del que me da de comer.
Luna, ese “y habrá estrellas como huellas del destino” ya me parece demasiado irreal, demasiado ilusorio.
Luna, si va a ser siempre así, no te molestes. No quiero.
Si esta imitación de la vida es todo lo que queda para mí, entonces no te esfuerces. No me hace bien. Sé que allá afuera hay cosas que siempre esperan por más que sólo juegue con ellas o que sencillamente las esquive o las rechace de un momento a otro. Pero si esta imitación de la vida es el último vestigio de lo verdadero, de lo que de verdad quiero, entonces no gastes energía en mí, lo acepto, lo elevo a una altura inalcanzable por nadie, pero no me pidas que me acostumbre a estar así porque no me tengo fe. No lo voy a conseguir. No lo quiero lograr. Quiero más. Me merezco más. Pero más a mi gusto, y no hablo de caprichos, hablo de cosas demasiado magnificentes que ni siquiera sus actores muchas veces saben interpretarlas.
Yo estoy segura de mí, de quién soy, de cómo pienso, de cómo y de qué siento pero no hay reacción. No hay estímulo que valga. No hay redención. No hay luz.
Y Luna, sabés muy bien que entiendo, comprendo, respeto y espero. Pero aunque en este hoy los lugares estén muy bien definidos (o quizás no tanto como suponemos, sino sería todo bastante más lineal a mi entender) no puedo evitar hablar de una falta. Y no soy yo la deudora, precisamente. Luna, sabés de mi humildad, pero detesto con toda el alma que no se me contemple en mi máxima expresión. Creo que para algunos de nosotros, humanos bastante especiales y particulares por cierto, es hasta una falta de respeto…
Almas sensibles, nos dicen.
Luna, no das luz.
Luna, no siempre iluminás mi casa.
No siempre iluminás mis noches. Y lo sabés. Y no te inmutás.
Luna, no veo el futuro.
Este trasfondo, este estandarte se muere conmigo, lo sé.
Pero también sé y siento muchas otras cosas. Y la mayoría de ellas no me gustan.
Llorar y dormir bajo la misma luna, mucho sarcasmo junto en muy pocas palabras.
Luna, no veo el destino.
Luna, no veo el futuro.
Y Luna, sabés que siempre fui de las que ven un poco más allá.
Y así arranca Agosto, por segundo año consecutivo, mes con más preguntas que respuestas. sólo resta esperar que, una vez más, llegue Septiembre con todas sus certezas.
Luna, no sé si seguirás teniendo el mismo cometido ahora que estoy en el suelo que siempre fue mío.
Busqué respuestas pero sólo me dieron silencio, y aunque dicen que el que calla otorga, últimamente reinventaría esa frase y quedaría algo así como que el que calla, hiere.
de movida, fue letal
de movida, despues de eso creo que podrias haber dado una receta de cocina que ya estaba.
sin embargo estoy segura que a mas de uno se le paró el corazón. y esta bien que sea así. sin dejar de ser fiel a lo que se siente, hay que aprender a poner un freno y decir me estas lastimando, o lo que sea.
bien por vos.
beso!